INMACULADA DÉNIZ SUÁREZ INICIA EL NOVICIADO EN EL MONASTERIO DEL CÍSTER DE TEROR.
FOTOS DE LA TOMA DE HÁBITOS Y HOMILÍA DESPUÉS DEL
EVANGELIO EN EL QUE TOMÁS SE MANIFIESTA INCRÉDULO DE QUE LOS DISCÍPULOS HAYAN VISTO AL SEÑOR
CARTA A OTRO
TOMÁS
DESPUÉS DE LEER EL EVANGELIO EN EL QUE TOMÁS SE MUESTRA INCRÉDULO CON LA APARICIÓN DE JESÚS RESUCITADO
CARTA A OTRO TOMÁS
Querido amigo Tomás. Hace tiempo que
tenía ganas de hablar contigo. Y hoy, aprovechando el evangelio de este
domingo, me propongo decirte algo de lo
que pienso. Tomás, tú no eres el único. Hay mucha gente como tú que creemos,
pero no lo suficiente. Que somos
desconfiados. Que dudamos. Que queremos creer pero a veces ni nosotros mismos
nos entendemos. Ser Tomás no es ser malo. Tampoco son malos los ateos o los
agnósticos. Ni ser ateo es ser malo. Ni ser
agnóstico es ser malo. Hay por ahí muy buenos ateos, muy buenos
agnósticos. También los hay malos, claro. Como hay cristianos buenos, medio
buenos y malos.
Me gustan algunas cosas tuyas, Tomás. Porque eres una persona
que piensa. No crees a ciegas, al tun tun todo lo que te diga. Hoy también circulan
muchas mentiras con apariencia de verdades: (Brujos, apariciones
inventadas, mensajes falsos, etc.) Te gusta razonar las cosas. Es
bueno razonar. Te gusta experimentar las cosas. No es malo comprobar, analizar,
cerciorarse. Tú sabías muy bien que hay quien engaña… a veces incluso entre la gente buena. Y tú querías comprobar directamente
lo que ya creías…. pero con un poco de inseguridad.
¿Sabes lo que menos me gusta de ti?
Que no estabas reunido cuando Jesús se manifestó a los demás. ¿Dónde estabas? ¿De verdad fue una ausencia justificada? Eso
nos pasa a algunos también. No valoramos suficientemente a la comunidad.
Partimos el pan (la eucaristía) y por
cualquier cosa la dejamos. Hay una reunión y pensamos que no pasa nada por no
ir. Sabemos que hay gente que lo está pasando mal en el pueblo…y decimos: Que
vayan a Cáritas, como si no fuera problema nuestro. Hay un curso o un encuentro
formativo… y pensamos que es para otros… ¿Te pasaría a ti eso por desgana, por
comodidad, por no querer comprometerte? Muchas veces nos perdemos la aparición de Jesús.
Lo que te voy a leer, Tomás, yo sé,
que tú lo conoces mejor que yo. Pero te voy a recordar lo que tu amigo Lucas escribió: “Los creyentes vivían todos unidos. Vendían
sus bienes y los repartían; celebraban
la fracción del pan y comían juntos
alabando a Dios con alegría”. No me
digas que no era bonito este deseo de los primeros cristianos: Eucaristía,
oración, compartir, estar unidos… ¡Lo que Jesús había dicho tantas veces! Y es
que ese es el camino de la fe. La fe hay que cultivarla, Tomás. Es un regalo de
Dios. Pero si no rezas, si no escuchas la Palabra, si no te reúnes, esa fe va
languideciendo. ¿Cómo voy a saber yo qué quiere Dios de mí si no me pongo ante él en oración, si
no escucho su mensaje? Dios sigue llamando. Dios sigue invitando a seguirle.
Como padres y madres de familia, como sacerdotes, como monjas. Necesitamos escuchar.
Me gustó lo que te dijo Jesús:
¿Porque me has visto has creído, Tomás?. Tú te avergonzarías, claro. Yo también
me avergüenzo cuando me dejo llevar sólo de mi pensamiento como si lo tuviera
todo claro. O cuando reacciono mal con alguien pensando que tengo la verdad en
exclusiva. O cuando me dejo llevar de dudas y falsos profetas. Y a veces,
cuando meto la pata, es cuando oigo a Jesús que también me dice algo parecido:
¿Tienes que caer, tienes que equivocarte para creer en mí, para hacerme caso?
Pero tu respuesta fue muy buena,
Tomás. Dijiste: ¡Señor mío y Dios mío!
En poquitas palabras hiciste un tremendo acto de fe. Eres mi Señor, eres mi
Dios. Hoy te voy a copiar. Se lo voy a
decir así también a Él. Señor mío y Dios
mío. (También se lo puedes decir tú ahora) Señor mío y Dios mío. A veces
voy de listo por la vida, completamente seguro de lo que digo o lo que hago sin
contar con Él. A veces me entran dudas porque me falta ese roce que hace el
cariño. El roce de estar con el Señor. Ante el sagrario, ante los pobres, en la
comunidad: ¡Señor mío y Dios mío!
P.D. PARA INMA
Para ti, Inma, van las palabras últimas del evangelio de hoy:
Dichosos los que crean sin haber visto. Te imagino como el profeta Jeremías
diciendo hoy al Señor: ¡En vaya lío me has metido! Yo no sé si esto es lo que
Tú quieres, yo no sé si valgo para monja, yo en esto de la fe soy como una niña,
yo no sé si debo estar aquí. A veces no veo nada. A veces por no ver, ni a Ti,
Señor te veo.
Y
el Señor te va decir: Tomás, o sea Jeremías, o sea Inma:
NO DIGAS QUE ERES UNA MUCHACHA. TÚ IRÁS A DONDE YO TE ENVÍE.
LO QUE YO TE MANDE, LO DIRÁS. NO TENGAS MIEDO, QUE YO ESTOY CONTIGO.
Y tú dirás: SEÑOR MÍO Y DIOS MÍO.
Y CON EL NIÑO Samuel dirás: Habla, Señor, que tu sierva escucha.
Y con la Virgen María, la joven de Nazaret dirás: Aquí
está la esclava del Señor. Hágase en mí según tu Palabra.
Y con el pueblo
cristiano de Ariñez o de Arinaga o del Cruce, y con tus hijos y tu familia, y tus hermanas de comunidad tendrás
que decir muchas veces: SEÑOR, YO CREO.
PERO AUMENTA MI FE. Que tu fe, Inma
y la fe de cada uno de nosotros nos ayude a transmitir la alegría de creer y
seguir a Jesús.
Suso Vega. 23 de abril
2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Gracias por participar.