viernes, 14 de abril de 2017

LAVAR LOS PIÉS A LOS DEMÁS

JUEVES SANTO 2017
LAVAR LOS PIÉS A LOS DEMÁS

Hay cosas que no se entienden si no se han vivido, aunque sea un poquito. Por ejemplo el amor.  ¿QUÉ EXPERIENCIAS TENEMOS DE AMOR?  ¿A qué gente queremos? En la familia, entre compañeros, en el pueblo, en la parroquia….


Me he releído varias veces el evangelio de hoy. Fíjense cómo empieza. “Jesús, sabiendo que había llegado la hora de morir, HABIENDO AMADO A LOS SUYOS, LOS AMÓ HASTA EL EXTREMO”.  Lo máximo que se puede amar.  ¿Y quiénes eran “los suyos? Los apóstoles, María, Marta, Lázaro, la gente del pueblo, y también  los que después hemos llegado y somos también de los suyos: Carmelo, Fefa, Paco, María, Suso, Antonia….. Nos amó hasta el extremo.

            A los niños pequeños  les preguntamos cuánto quieren a su tío, a su padre, a su madre… y abren los brazos para decir todo lo que les quieren.

            ¿Cuánto quieren ustedes, cuánto quiero yo, a la gente de esta parroquia? ¿Y a los que vienen a Cáritas y muchos martes los vemos ahí en la puerta? ¿Y a los que vemos en la tele que huyen de la guerra o del hambre y se aventuran a venir a Europa, y a Canarias sin nada? ¿A quién queremos más al turista que nos deja dinero porque se hospeda en un cinco estrellas y gasta mucho, o a un africano que anda por ahí, de un lado para otro sin nada que gastar? ¿Colaboramos mandando mensajes en las redes sociales que expresan rechazo a los pobres que han venido en patera como si nos fueran a quitar lo que tenemos?
Jesús les ama hasta el extremo. Lo máximo que se puede amar.

Tendremos que aprender a quererlos. A comprenderlos. A escucharlos. A defenderlos.


El amor no es una cosa abstracta. Jesús hace un gesto de amor y de servicio: Lavar los pies (Lo que se hacía para acoger a quien venía de caminar por la tierra).

Lavar los pies es escuchar al otro que necesita que alguien le atienda.
Lavar los pies es acoger a todo el mundo, saludar por la calle, dar los buenos días, decir adiós sin negarlo nunca.

Lavar los pies es huir del rencor al que conmigo no se ha portado tan bien.
Lavar los pies es perdonar… ¡qué fuerte!
Lavar los pies es hacer las tareas más humildes que en mi casa o en mi trabajo intento no hacer.
Lavar los pies es no considerarte más importante, más listo, más bueno o más cristiano que los otros.
Lavar los pies es dar buena fama a los demás, no hacer críticas dañinas
Lavar los pies es hacerse uno servidor de los otros.
Lavar los pies es querer a la gente. Quererla, desearle lo mejor, ayudarle, sufrir si el otro sufre y alegrarse con sus alegrías.
Lavar los pies es rezar pos los demás, rezar por los problemas de los otros.
Lavar los pies es no usar la violencia para nada. Para nada. Ni siquiera con palabras, que también matan mucho. 

Eso fue lo que hizo Jesús. Y eso es lo que voy a hacer yo, como sacerdote, como párroco. 
Soy consciente de que tengo que esforzarme más y lavarles más los pies.
No es un teatrillo lo que hacemos hoy.
Pero también hay que dejarse lavar los pies. San Pedro, el espontáneo, dijo primero que no. Pero cuando Jesús se lo explicó, cambió de opinión. Si no te lavo los piés no tienes nada que ver conmigo.
No me dejo lavar los pies cuando
*A veces nos puede el orgullo.
*Quiero hacer las cosas por mi cuenta,
*no quiero que nadie me ayude.
*Ni que nadie me corrija,
*ni que nadie me haga una crítica  o una sugerencia. Esto lo digo por mí y por ustedes.
No somos perfectos. Ni el cura tiene la última palabra, ni el alcalde, ni el catequista, ni la responsable de Cáritas, ni el padre del niño que va a hacer la primera comunión. Unos y otros estamos para servirnos y para escucharnos y corregirnos y animarnos y hablarnos como hermanos.

Jueves Santo no es para cumplir viniendo a misa.
            Jueves santo es para revisar cómo nos queremos y qué podemos hacer para querer más a la gente. A los niños, aunque cuando hagan la primera comunión  dejen de venir. Que se lleven la experiencia de que en esta comunidad se le trató con cariño y se les corrigió con cariño.
A los jóvenes. Aunque les cueste venir a misa porque dicen que se aburren o les da vergüenza que otros amigos puedan burlarse. Sean valientes, muchachos. No te avergüences nunca de un amigo. Y de Jesús, menos todavía. Ha hecho más que nadie por ti. Pero, aunque falles, aqu´´i seguimos queriéndote.
A los mayores, a los enfermos.  A los que a veces repiten las cosas, hablan siempre de enfermedades, se quejan…
¿Qué compromiso vas a hacer?  Querer a la novia, esa chica siempre  amable y guapa es muy fácil. Querer al amigo que tan bien se porta contigo, que lo pasan estupendamente, es muy fácil. 

Vamos a hacer algo que es un poquito más difícil. ¿Tú qué vas a hacer? Tú a quién le vas a lavar los pies? Tú, ¿de quién te vas a dejar lavar los TAMBIÉN USTEDES DEBEN LAVARSE LOS PIES . LES HE DADO EJEMPLO PARA QUE TAMBIÉN USTEDES LO HAGAN.

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