Escribe Paco Mira
LAS APARICIONES TAMBIÉN TIENEN
GPS
Este fin de semana,
Fátima, el lugar portugués mundialmente conocido, está de cumpleaños.
Pero cumpleaños centenario. Un 13 de Mayo de 1917, tres niños eran los
privilegiados de una aparición que iba a marcar sus vidas, la de sus vecinos,
amigos y familiares y sobre todo iba a marcar para toda la vida la de la ciudad
de Fátima. Lucía, Jacinta y Francisco iban a ser testigos de un acontecimiento
único y quizás, para muchos envidiable.
Hoy en día no sé si se produjera algo
parecido a aquel acontecimiento, tuviese la repercusión que tuvo entonces.
Probablemente desde el párroco de Iría, lugar donde se encuentra la cueva,
hasta el Vaticano las dudas, los interrogatorios, quizás el escepticismo,
seguro que el reconocimiento médico a los interesados.... nos dejarían una
huella que quizás el tiempo hubiese borrado. Pero en Fátima no. Dios, a través
de María, ha dejado su huella. Dios, a través de María, le ha hablado al
hombre.
Es curioso que el evangelio de este fin
de semana, nos habla casi como de un gps. En un mundo cada vez más tecnificado.
En un mundo cada vez más dominado por las nuevas tecnologías, Jesús va y nos
dice que "yo soy el camino, la
verdad y la vida". ¡ Cuántas veces recurrimos a los gps para que nos
digan el camino que no encontramos!. ¡Cuántas veces recurrimos a los gps para
encontrar la dirección correcta en el momento oportuno y en el lugar adecuado!.
Las apariciones reales y verdaderas, no
los desvelos de alguien que cree que fue y no sucedió tal cosa, no dejan de ser
las huellas que Dios va dejando en el camino de los hombres. Unos hombres que
tienen que tener un condicionante como lo dice el propio evangelio: "te doy gracias, Padre, porque se lo
has escondido a los sabios y entendidos y se lo has revelado a la gente
sencilla". Y el evangelio va y se cumple: Dios, por María, se habla a
tres niños, a tres pastores sencillos y humildes de una localidad humilde y
sencilla a las afueras de Fátima.
Jesús hoy nos vuelve a mostrar su
tecnología. Jesús este fin de semana nos vuelve a dar la realidad de un mundo
tecnológico: Yo soy el Camino, la Verdad, la Vida. ¿Por qué buscamos fuera lo
que tenemos dentro?. Da la impresión que no nos fiamos del gps que tenemos
continuamente con nosotros. Lucía, Jacinta y Francisco hicieron como hace dos
mil años María, la que ahora habló con ellos. En aquella ocasión María, con
miedo sin duda, le dijo al ángel que se hiciera la voluntad del Padre. Ahora,
estos tres niños no dudan de la voluntad de Dios a través de María.
Mucho se ha especulado sobre el
contenido de los mensajes de la Virgen. Quizás sea lo de menos. Nuestra
curiosidad nos ha comido y recomido por dentro para saber si se había cumplido
alguno de ellos. Pero lo más importante es que los tres niños han escuchado la voz
de Dios en María y la han puesto en practica.
Probablemente cuando un niño nace,
nosotros cuando lo vemos exclamamos: "es
igualito a su Padre/madre" o "si
se te pierde no te preocupes que te lo llevan a casa". No sé si los
que nos ven por la calle pueden decir de nosotros que somos igualitos a Jesús,
que somos igualitos que nuestro Padre. Seguro que Dios, como a Lucía, Jacinta y
Francisco también nos está hablando todos y cada uno de los días, pero
probablemente nosotros no sabemos reconocer esas palabras y esa huella en la
realidad cotidiana.
Probablemente digamos que son
apariciones baldías, o alucinaciones sin sentido, pero Dios habla y deja huella
a los que no se hacen problemas excesivos con su mensaje, sino a la gente
humilde y sencilla; a los que son
limpios de corazón y la verdad es la bandera de su mensaje.
Felicidades a ellos, a Fátima como
pueblo y a las mujeres que llevan su nombre, felicidades a los que son igualitos que su Padre" y
reconocen a Jesús como el Camino, la Verdad y la Vida.
Feliz Pascua.
Hasta la próxima
Paco Mira
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