jueves, 22 de junio de 2017

VERANO, CON UN LIBRO EN LA MANO

DIARIO DE UN CURA:

VERANO,
CON UN LIBRO EN LA MANO.

Los libros, como las bicicletas, son para el verano.

Todos los años, cuando llegan estas fechas y afloja la actividad en las parroquias, hago la lista de los libros que me propongo leer. O mejor, intento leer, porque no siempre lo cumplo. Anoche estaba intentando hacer la selección, que no siempre es fácil: alguna novela, algo de poesía, un tema de espiritualidad, un autor canario…La cosa es no perder, -o si se ha perdido,  recuperar-  el hábito de la lectura. Y me acordé del primer libro que leí estando en el Seminario. Bueno la verdad es que D. Heraclio, mi profesor de Literatura, nos  transmitió un tremendo amor a los libros y en clase leíamos y comentábamos muchos de ellos. Pero así, por mi cuenta, se me ocurrió comprar por correo a una editorial de la península, la novela “La vida sale al encuentro”. Contaba la historia, en forma de diario, de un muchacho de 15 años. La edad que yo tenía entonces. Aquel libro fue para mí un descubrimiento. Me lo leí más de una vez. Me identificaba con Iñaqui, su protagonista y me atreví a escribir a su autor, José Luis Martín Vigil que me contestó y me envió de regalo otro libro llamado “50 amigos”. Es más. La primera vez que fui a Madrid, aprovechando que Pino, mi hermana,  vivía allí, me atreví a ir a la casa del autor y hablar con él.  Aquel libro y las clases del Seminario crearon en mí tanta  afición a leer, que ya me gustaría poder recuperar. Reconozco que, para leer, tenía que  hacer trampas.  En el seminario, 

en aquellos tiempos,  nos exigían apagar las luces de las habitaciones y acostarnos a dormir desde las 10 de la noche. 
Yo, como algunos otros compañeros, hacía alguna trampa para que, desde fuera,  no se notara que teníamos la luz encendida. Y  así podíamos continuar leyendo aquellos libros, como “La vida sale al encuentro”, que tanto nos marcó. Ahora, al hacer la nueva lista para el verano, procuro incluir algunos otros que me han acompañado siempre en mi vida: “El diario de Ana Frank,”  “El Principito” o las obras completas de Tagore.  Un verano sin lectura, por muy buen tiempo  que haya, no es un buen verano. Hoy tengo un deseo: leer, aprender, y animar a que otros también lean. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar.