DIARIO DE UN CURA
UNA
GRIPE PASAJERA
Hace bastantes años conocí
a Marcos, un joven del pueblo de Tías,
en Lanzarote, que disfrutaba mucho haciéndonos
preguntas absurdas a los demás: ¿Dónde está la otra mitad del medio
Oriente? ¿Para qué sirve la gripe? ¿Por
qué hay que sortear los peligros si se sabe que nadie los quiere? ¿Para qué
sirve la guantera del coche si allí nunca hay guantes?
Me acordé de Marcos porque esta semana, como ha ocurrido en
muchas casas, la gripe me hizo una visita breve. Espero que no vuelva. Y
recordé su pregunta: ¿Para qué sirve la gripe? Esta vez te voy a responder,
Marcos.
Me ha servido para dormir
un poquito más. Y para hablar por teléfono con algunas personas a las que hacía
tiempo que no llamaba. Y para organizar un poco la agenda colocando reuniones y
actividades que estaban sólo en la mente. Y para darme cuenta lo desordenada
que está la casa. Y para comprobar lo débil que uno es, con sólo unas décimas
de fiebre. Y para responder correos atrasados. Y para pensar y rezar y leer. Y
para convencerte otra vez que la televisión no es alternativa para nada.
Sí, me gustó esta gripe
ligera, que me liberó de un par de reuniones y me ayudó a conocerme un poco
más. No está mal que, de vez en cuando,
deje uno el coche en el garaje y se mantenga en el calorcito del hogar. Para
eso debe ser la gripe: para recordarnos que hay cosas y personas que estamos
abandonando. Para ayudarnos a pensar que no somos imprescindibles; que el mundo
no se termina aunque uno, aparentemente,
desaparezca de él un par de días.
Yo no quiero más gripes ni
catarros. Pero si vienen, habrá que sacarles provecho. Porque en la vida todo
nos sirve: los momentos dulces y los amargos. Los momentos de compañía y los
momentos de soledad. De todo se puede aprender. Por cierto que un momento dulce
fue la reunión de anoche con los padres de los más de cien niños que este año harán su primera
comunión. Da gusto hablar y escuchar a los padres cuando se ve un ambiente
receptivo, de mutua colaboración, de sintonía.
Marcos, amigo
conejero, he tardado bastantes años en
contestarte. Pero ya tienes mi respuesta aprendida en la experiencia: la gripe
vale para muchas cosas. Hasta para acordarme de ti, de Lanzarote y de tus
preguntas.
Jesús Vega Mesa
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